viernes, 16 de agosto de 2013

Joel empieza con “J” y termina con “T”
Hace unos días estaba leyendo un artículo en Pijamassurf , (portal de internet) afirma que hablar de uno mismo puede ser adictivo, debido a las sustancias que segrega el cerebro; es una reacción similar a consumir cocaína o marihuana, el punto de esta introducción es porque me daré un pase, así es, estoy hablando de que hablaré de mi.

Para comenzar contaré un poco de mi historia de vida, primero que nada tengo mamá y papa, como todos los mexicanos, mi mamá se llama Laura y mi papá Joel igual que yo, ese es mi nombre de pila. Tengo un segundo nombre, Norberto, en honor a mi bisabuelo, lo que no me gusta de mi segundo nombre es que digo: Norberto e inmediatamente hacen referencia al cardenal Norberto Rivera en fin, sigo platicando.

 Nací en la Ciudad de México un viernes 8 de enero de 1988 me imagino que debido a esto me encantan los viernes… bueno no hay muchos días que escoger, solo son siete. Según el horóscopo soy capricornio, signo de tierra y medio cuadrado en mi vida, no sé qué tan cierto sea, pero el otro día se me ocurrió hacer un test de Obsesivos Compulsivos y salió un alto puntaje.

Nunca he sido un estudiante destacado, pero he de confesar que desde que entré a la universidad me ha apasionado leer y estudiar un poco más de lo que acostumbré en prepa. Actualmente tengo 25 años, deje de estudiar durante 5 años, me aventé un tipo doctorado en prepa regresé  a estudiar porque no le veía sentido a mi vida, ni a mi tiempo, estuve trabajando en un cine durante cuatro años y diez meses sin parar, hasta que me fastidié del trabajo.

En la carrera he tratado a las personas como compañeros, aunque al inicio de la carrera los veía como empleados, a veces me cuesta trabajo relacionarme de una manera más intima con las personas de la facultad, la costumbre de poner distancia ante las otras personas es habitual en mi. Puedo platicar y contar muchas historias, anécdota que me cuentan, pero lo que en realidad pienso con pocas personas lo comparto.

Actualmente me siento seguro de lo que hago y de lo que poseo lo mencionaré en este momento: un par de chamarras y un poco de ropa que compré con mis sueldos, unos tres pares de zapatos, un reloj, una mochila de cuero café que compré antes de entrar a la escuela. Es todo lo que me pertenece ¡ha! Se me olvidaba mi celular. Y como en toda familia mexicana, si me voy, me llevo lo que traigo puesto, diría mi mamá.


Hasta hoy no me arrepiento de nada, cada cosa que he hecho lo he afrontado con las consecuencias, si digo algo lo cumplo. Es algo que me enseñaron mis padres. “La palabra de un hombre es lo mas importante en esta vida” palabras de mis papas.

Ya me dieron ganas de contar varios pasajes de  mi vida y vienen un sinfín de recuerdos, que escribiré más adelante.